Por: Sara Rodas Chingaté
El primero de junio pasado, nos juntamos en Montenegro, Quindío, más de 100 mujeres de toda la región del Eje Cafetero para discutir sobre los diálogos que se están llevando a cabo en La Habana, Cuba, para hacer aportes al Proceso de Paz con el ELN. Faltaba un poco más de dos semanas para la segunda vuelta presidencial y los ánimos de todas en general eran de esperanza, emoción por el Encuentro y por la posibilidad de reconocernos y ser solidarias con las luchas de las demás compañeras. Así mismo, se respiraba alegría por la posibilidad electoral que veíamos en el proyecto de la Colombia Humana para garantizar la paz y la participación efectiva de las mujeres con todas nuestras particularidades y desde nuestros territorios.
Durante el Encuentro, nos dispusimos a trabajar en mesas por temáticas e hicimos propuestas para la garantía plena del ejercicio de nuestros derechos como mujeres y niñas, teniendo en cuenta las particularidades de cada una en nuestras comunidades y contextos, procurando que el Estado se comprometiera con el cumplimiento, participación y recursos para las mujeres, no solamente en los lugares que fueron priorizados en La Habana, si no también, los demás municipios que sufrieron el conflicto pero que no resultan emblemáticos por la misma crudeza de la guerra.
Ya pasó más de un mes desde esta Juntanza de Mujeres. Perdió el proyecto de la Colombia Humana en las elecciones a la presidencia, aumentó el asesinato a líderes y lideresas sociales, y la implementación de los acuerdos de paz cada vez se ve más lejano. Sin embargo, cada una de nosotras volvió a sus territorios, nos dedicamos a estrechar los lazos entre nosotras y nos permitimos soñarnos juntas para continuar construyendo y potenciar nuestras luchas.
Este es un llamado para mantener esta Juntanza de Mujeres con la cabeza en alto y con la alegría y la esperanza que requieren de nosotras mantener siempre la resistencia.


Felicitaciones por el excelente encuentro.
Defender la paz y la vida sigue siendo nuestra tarea constante.
Seguimos transitando los caminos de la esperanza, desde nuestras propias luchas personales hasta esas luchas colectivas que nos conectan. Entendemos que «juntas somos poderosas»